Ya hice hace tiempo un artículo
donde comentaba lo que son para algunos las redes sociales a la hora de
expandirse y dar a conocer el trabajo que hacen o lo bien que lo han hecho en
algún torneo o lo que están haciendo en este mismo instante o lo que harán en
unos días o lo que… Mucho verbo hacer hasta ahora, pero realmente lo que venden
es tan bueno como para que los demás pensemos… “esta persona o grupo de
personas son espectaculares, son los dioses de este deporte, son (como diría mi
gran amigo Antonio Ochoa y robándole el término…) los gurús del pádel…?”
Ya sabéis que yo también
utilizo las redes sociales, como todo el mundo, para dar mi opinión, decir si
gano o pierdo en el circuito y alguna referencia al blog… Lo que me maravilla
es cuando leo grandes ventas de humo sobre trabajos, acciones o proyectos que
sé al 100% que son tan sólo eso, humo que no se sustenta más que con un buen
marketing.
El título de este artículo va
dedicado a un gran amigo que en cuanto lo vea tendrá una mezcla entre risa e
impaciencia para ver qué es lo que se va a encontrar al leer estas líneas…
Espero que lo disfrutes Rivero!!
Sigamos en materia…
… De un tiempo atrás a ahora
siempre he dicho que el futuro del docente está en formar a monitores, ayudar a
clubes con sus equipos de trabajo y en su gestión como negocio. Qué
credenciales se deben tener para hacer este tipo de formaciones… Nombre?
Experiencia en el sector? Un Powerpoint bien montado? Contactos para poder llevar
a cabo el trabajo?... De todas estas cosas hay un poco, pero sobre todo lo que
más hace falta es cara dura para vender algo que sabes que por algún lado hace
aguas.
A mí siempre mis amigos me han
echado en cara que me vendo muy mal, que podría montármelo mucho mejor y
siempre les digo lo mismo… Todo llegará y con lo “bien” que lo están haciendo
algunos, modestia a parte, creo que lo van a poner muy fácil.
Me gusta estar pendiente de
las redes sociales y siempre me pasan twitts o capturas de facebook de lo que
ha dicho fulanito, van a hacer menganito o las fotos que se han hecho el o los susodichos con éste
o con aquel. El grado de “venta” es proporcional a lo que cada uno tiene que
hacer para que los demás le reconozcan su trabajo (o su no trabajo), es decir,
tengo que demostrar mi valía porque si no, por mí sólo no soy capaz ni de
engañar al más ingenuo del mundo.
En fin, como reza este título,
El club de la Chimena es un guiño a todos estos vendedores y comerciantes de
acciones relacionadas con el mundo del pádel que a través de federaciones,
empresas, clubes o individualmente nos deleitan con grandes proyectos vacíos de
contenido real y sobre todo útil.
Un saludo a todos.
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